Quinta semana 5️⃣


Hoy vengo a contaros cómo fue mi quinta semana de erasmus en Vendas Novas (Portugal).


Como nuestro calendario de FCTs llevaba las fiestas del instituto, el lunes ni yo ni los chicos tenían que ir a las prácticas. Eliseo se marchó a España unos días antes y en la casa solo quedabamos Anderson y yo. 


Se me ocurrió la idea de ir al supermercado Continente que también tiene una cafetería a tomar un "Desayuno Continental", Anderson me acompañó y fuimos al supermercado a tomar un desayuno que me pareció bastante económico (Croissant de pechuga de pavo, zumo y café por menos de 3 euros).





Después pensé en ir a una tienda situada en el polígono de Vendas Novas donde vendían artículos relacionados con dianas, dardos y demás juegos recreativos que suelen encontrarse en bares. Había escuchado ya por parte de varios habitantes de Vendas Novas la existencia de esa tienda y que podía tener lo que estaba buscando, puntas para dardos. 

El camino fue bastante largo y encontramos una zona de Vendas Novas hasta ahora desconocida para nosotros. Esta zona del pueblo era mucho más tranquila, con unas vistas bastante buenas; había numerosas casas con patios bastante amplios y mucho verde cerca. Incluso había parcelas con piscina y árboles frutales.





Cuando llegamos a la tienda resultó que no tenían el artículo que buscaba así que no compré nada, Anderson y yo nos fuimos a casa a comer, donde nuestro compañero Paulo nos ofreció unos frutos llamados phisalis; nose que eran pero estaban muy buenos.





Por la tarde me puse con mi proyecto web y luego más tarde salí a correr. Tener un día libre daba para mucho; por otra parte Anderson se fue al gimnasio. A eso de las 8 salimos a la sala recreativa que hay cerca de la piscina; estuvimos jugando al billar durante 2 horas y nos dimos cuenta de que éramos los mejores jugando al billar (pero por la cola). El lunes no dio para más.

Aún no logré sacar unas pringels de la máquina


El martes Anderson y yo fuimos a Évora. El objetivo de este viaje era ir a Decathlon a comprar los artículos de dardos que no pude comprar el día de antes, a parte de explorar más esta ciudad y sus tiendas (un día de shopping vamos); además Eliseo regresaba a Portugal a media tarde, por lo que era un día bastante completo.



Anderson y yo llegamos a Évora con nuestro bien amado comboio (tren en portugal) y fuimos hacia el Decathlon. El camino fue bastante largo y no estaba muy bien acondicionado para peatones, pero conseguimos llegar. Después de comprar lo que buscaba salimos del Decathlon y observamos que había un centro comercial cerca de donde nos encontrábamos; así que fuimos andando hacia el centro comercial (Qué malo es no tener coche...).


Encontramos murales por las paredes


Al llegar al centro comercial pudimos observar que tenía establecimientos parecidos a los que podemos encontrar en España, pero algunos otros tenían pinta de ser propios de Portugal. El centro comercial era muy similar al centro comercial "El Mirador de Cuenca". El piso de abajo estaba lleno de tiendas y el piso de arriba tenía restaurantes y cines. Después de tomar una comida muito gostosa (sabroso en portugués) nos dimos cuenta de que estaba en la cartelera de próximos estrenos una película de El planeta de los macacos (el planeta de los simios en portugués). 

En el Worten de Évora tenían más cosas de gimnasio que electrónicas


Al cabo de unas horas Eliseo nos escribió y nos dijo que acababa de llegar a Évora, así que Anderson y yo emprendimos una caminata hasta la estación de autobús. El camino no era relativamente largo pero se puso a llover en cuanto subimos la empinada cuesta que hay desde la estación de tren a la estación de bus.




Eliseo apareció con un corte de pelo nuevo y con pipas (en Portugal no saben lo que se pierden...), después de recoger a Eliseo los tres nos fuimos a la estación de tren, donde pudimos refugiarnos de la lluvia y ponernos los tres al día.

Después de un viaje de tren que nos dejó agotados Eliseo sugirió cenar bifanas, por lo que fuimos a un restaurante de bifanas, pero esta vez era uno diferente, se llamaba "El imperio de las bifanas". De camino descubrimos un supermercado al que no habíamos ido nunca, el Pingo Doce (Luego os contaré que tal la comida de allí). Después de cenar nos fuimos los 3 a dormir; el martes había sido un día muy largo.





El miércoles era nuestro último día de puente, por lo que aprovechamos para hacer cosas más rutinarias.

Eliseo estaba cansadísimo del viaje en autobús (7 horas en autobús desde Madrid a Évora...) y dormía como un lirón, Anderson y yo fuimos al supermercado Pingo Doce, donde pudimos observar que había un montón de gente. El supermercado era bastante grande, contaba con su propia cafetería como el supermercado Continente, sin embargo los pasillos eran muy pequeños para ir con carro; después de un par de vueltas pude comprobar que allí tampoco había pipas... En fin, los portugueses no saben lo que se pierden; terminamos de comprar y nos fuimos a casa, pero de camino nos pilló una nube y terminamos empapados.





Después de comer yo dediqué un par de horas al proyecto y después salí a correr aprovechando que el tiempo había mejorado. Anderson y Eliseo fueron al supermercado Continente a comprar algunas cosas que en el Pingo Doce no había. Cuando llegamos todos a la casa nos pusimos a limpiar (normalmente limpiábamos de media cada 8 días, no era la primera vez que limpiábamos la casa), al terminar nos quedamos en la cocina para no pisar lo fregado y cuando la casa estaba limpia era el momento de hacer la cena; por lo que cenamos y después el día no dio para más.



El jueves fue un día duro, después de 5 días de fiesta costaba arrancar la maquinaria. Eliseo y yo fuimos a las prácticas donde el día se hizo muy cuesta arriba. 





A la tarde nuestro compañero Paulo nos dijo que vendría la dueña de la casa para cobrarse el alquiler correspondiente al mes de mayo; yo había intentado ser previsor y sacar efectivo en un cajero cerca de la empresa donde estoy de prácticas, pero para mi sorpresa ese cajero cobraba comisión y nose porqué la tarjeta Revolut no me dejaba transferir más dinero (fueron momentos un poco tensos). 





Paulo nuestro compañero de casa me dijo que no tratase de intentar realizar la misma operación varias veces porque los bancos ahora con el tema de la seguridad a veces pueden hacer que un usuario que no sepa bien lo que está haciendo solo consiga bloquear su cuenta. Por suerte pude transferir más dinero e ir a un cajero del banco santander, donde la tarjeta Revolut puede sacar dinero sin comisión (o eso creo).


Así que Eliseo y yo esperamos a que Anderson saliera de las prácticas mientras la casera en su mix de idiomas Inglés-Español-Portugués trataba de decirnos muy amablemente que cuando la piscina estuviera lista podíamos disfrutar de ella, pero no del resto del patio por temas familiares que se nos escapan a la experiencia erasmus. 

Gracias a dios que Paulo conoce y entiende nuestro idioma, porque a nuestra casera era algo complicado seguirle la conversación en su lengua materna. Cuando le entregamos el dinero del alquiler nos preguntó si íbamos a estar el sábado en la casa, le dijimos que no porque teníamos un plan en mente (visitar Palmela).

Cuando la casera terminó su visita ya se hizo algo tarde, por lo que aproveché para avanzar con el proyecto y cenar. El jueves no dio para más.


El viernes fue un día un con más actividad, en las prácticas nuestro jefe nos dijo que había un almuerzo con el resto de empresas que forman parte del centro de co-working de Vendas Novas. Eliseo y yo pudimos conocer más sobre las empresas de este pueblo y la gente que trabaja en ellas; también nos tocó presentarnos al resto de asistentes del almuerzo (Menos mal que nos dejaron hacerlo en Español porque yo ya estaba pensando en hacer un mix de portugués e inglés para que me entendiesen).

Foto de empresaurios


A la tarde el jefe sugirió hacer un descanso para ir a jugar a los matraquilhos (futbolín en portugués). Siento decir esto, pero jugando al futbolín soy malísimo, tan malo que podría hacer equipo con el campeón del mundo en futbolín y hacerle perder un juego en menos de un segundo. Mi jefe no sabía esto y me pidió que hiciera equipo con él para jugar contra unos chicos. Uno de los rivales estaba con un ojo al futbolín y otro a la conversación con su amigo, podría haber jugado con una sola mano mientras que con la otra se comía un bocadillo; el resultado habría sido el mismo... En fin, lo mío son los dardos jaja.



El resto del día transcurrió sin mucho que contar, nos fuimos pronto a la cama porque al día siguiente había que hacer turismo.


El sábado fuimos puntuales al tren que nos llevaría hacia Palmela. Palmela es un pueblo que se sitúa entre Pinhal Novo y Setúbal. Paulo, nuestro compañero de casa nos recomendó visitar ese lugar porque había cosas interesantes que ver y además se encontraba cerca. 

El tren era un medio bastante cómodo para desplazarse, sin embargo esta vez nos tocó cambiar de tren; desde Vendas Novas llegamos a Pinhal Novo donde esperamos durante casi una hora el tren que nos llevaba hacia Palmela. Una hora parecía mucho tiempo, pero en ese tiempo aprendimos que el bono del metro que sacamos en Lisboa es también válido para comprar billetes de tren en muchas estaciones de tren de Portugal. Después de este descubrimiento recordé que la página de Renfe en España es una pena (no solo lo dígo yo, hay más gente que lo piensa jaja), si ya cuesta sacar un billete de tren como para sacar también con la misma tarjeta un billete de metro...


La visita a Palmela estuvo llena de cuestas, muchas muchas cuestas. Al final de todas ellas podíamos encontrar un castillo que merecía la pena ver y prácticamente fue lo que más atractivo turístico tenía ese pueblo.



Después de una larga caminata conseguimos llegar al castillo, donde teníamos unas vistas impresionantes, podíamos ver Setúbal desde allí. Tras un par de vueltas a lo que era el castillo fuimos a un bar donde al fin probamos el bacalao. Dejarme deciros que desde España parece que los portugueses solo tienen bacalao, pero una vez que estas en Portugal descubres muchos más platos.



No se si por ruina o fortuna el plato de bacalao fue un poco de comida moderna... minimalista... ya os podéis imaginar... El plato en si estaba bien, pero no era suficiente alimento para 3 mochileros que habían hecho una larga caminata, así que tocó comer algo más que alimentase el cuerpo y el alma jajaja.

Al terminar de comer vimos en google maps que el pueblo tenía algunas cosas más pero tampoco eran muy relevantes, la iglesia estaba en reformas y el resto de sugerencias de google nos invitaban a un pack de fin de semana visitando Palmela, Setúbal y alrededores... por lo que nos fuimos a la estación donde esperamos el tren de vuelta a casa.



Al llegar a casa el tiempo empezó a ponerse lluvioso, así que nos pusimos a ver la película de "El lobo de Wall Street". Esta película yo la vi más o menos cuando se estrenó,  pero Eliseo y Anderson no la habían visto (al fin y al cabo soy de una generación diferente a ellos), disfrutamos de la película y de una cena ligera. Al terminar de cenar yo me fui para el bar de la piscina donde había rock en vivo; no es que sea un gran fan del rock, pero el fin de semana en Vendas Novas ofrece muy pocas cosas, así que me fui solo al concierto y cuando me cansé me volví a casa. El sábado había llegado a su fin.

El domingo fue un día bastante duro. Después de trabajar durante un par de horas en la mañana recibí la triste noticia de que Blanca mi gata había fallecido. El resto del día fue muy triste, a pesar de que Eliseo y Anderson me sugirieron dar una vuelta por una zona de Vendas Novas que aún no habíamos descubierto yo tenía la cabeza en otro sitio. El domingo pasaron algunas cosas más, pero no fueron relacionadas con la experiencia erasmus, sino con este suceso. Por lo que no tengo mucho más que contar

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