Décima semana 1️⃣0️⃣


Hoy vengo a contaros cómo fue mi décima semana de erasmus en Vendas Novas (Portugal). 


Durante esta semana continuó la ruta por caravana con mis amigos por Portugal. El día anterior hicimos noche en Nazaré, lugar donde iniciamos la semana.


Al desayunar nos pusimos en marcha y lo primero que hicimos fue ir al Ascensor da Nazaré. Un elevador que comunica la parte baja de la población con la parte alta; al subir pudimos ver el Santuario de Nuestra Señora de Nazaré.

Al llegar al santuario pudimos acceder a una parte que era gratuita, pero también había otra parte que era necesario pagar un euro por persona. Lo cierto es que en Portugal hay iglesias que están orientadas al turismo; Tenían su parte gratuita, su parte de pago y su tienda.


Al salir del santuario fuimos al Mirador del Suberco, donde tomamos un par de fotos de las vistas. En el día de hoy también había que ver más cosas; entre ellas el Santuario de Fátima.




El santuario de Fátima era increíble, nunca he visto el Vaticano, pero puedo imaginarme que era muuuuchooooo más grande. En él pudimos ver las salas de exposición, la capilla y el museo; que también era de pago, pero mereció bastante la pena ya que ahí aprendimos sobre el origen e historia del santuario.

En el museo se pueden encontrar muchas donaciones de personas al santuario. Entre ellas destacan varias donaciones del Papa Francisco, por lo visto le gusta mucho visitar Portugal, y en especial Fátima.




Para terminar con la visita al santuario fuimos a encender unas velas por nuestros familiares, después comimos por los alrededores del santuario, en una especie de zona de picnic.


Después comer y de dejar el santuario nos dimos cuenta de que había que tomar una decisión respecto al viaje. El objetivo era terminar el viaje en Oporto, pero había que reducir el número de lugares que había que visitar. Hubo que dejar de lado las localidades de Óvidos y Coimbra (Algún día habrá que verlas) para llegar a Aveiro.





De camino a Aveiro buscamos en internet un camping para poder dormir y asearnos, por suerte pudimos encontrar uno donde la persona que nos atendió por teléfono hablaba Español (así era mucho más sencillo hacer una reserva jaja). Cuando llegmos a Aveiro visitamos la Sé de Aveiro; Sé en portugués quiere decir Catedral, una palabra nueva que aprendimos.




Al salir de la Sé visitamos el Ponte dos Laços de Amizade, un puente donde los enamorados ponen lazos escritos que simbolizan su unión. Me recordó que en otros lugares como en el puente de Cuenca ponen candados, después de todo son diferentes formas de representar un mismo sentimiento.

Después de visitar el puente tocaba hacer una parada rápida en Costa Nova, donde vimos unas casas muy pintorescas y la puesta de sol en la playa. 


En España es imposible tener estas vistas.

Después de ver la playa se acabó el turismo, tocaba ir a comprar. Mis amigos me preguntaron que que supermercados había en Portugal, yo les dije que conocía el Continente y el Lidl, sin embargo, en Aveiro teníamos Mercadona; así que allí fuimos, nada mejor que lo que uno ya conoce.

El Mercadona de Aveiro era igual que cualquier Mercadona de España. Sin embargo tenía varios artículos portugueses. Era un claro ejemplo de internacionalización.

Después de comprar fuimos al camping donde pasamos la noche, el lunes había llegado a su fin.



El martes amaneció así en el camping; resulta que éramos los más jóvenes del lugar. El resto de vecinos tenían la edad de nuestros padres. Después de asearnos un poco emprendimos viaje a Oporto.



Llegar a Oporto era el objetivo del viaje y lo habíamos conseguido. Sin embargo, no disponíamos de tiempo y volvimos a contratar un Free Tour que nos esperaba en la Plaza de la libertad.



La guía del Free Tour resultó ser bastante enamorada de la cidudad y nos contó varias cosas. Sin embargo, eran más curiosidades del país que de la propia ciudad. En una hora de tour no habíamos conseguido ver nada, así que decidimos abandonar el tour y continuar por nuestra cuenta.



Continuamos por nuestra cuenta bajando hasta el Ponte Luís I donde me tocó despedirme de mis amigos. Tenía que dirigirme a la estación de tren de São Bento, donde comprobé que la propia estación era más interesante que la ruta del Free Tour.


Desde São Bento cogí un tren rápido hacia la estación de Campanha, la otra estación de Oporto. Desde allí cogí un tren hasta Lisboa estación de Oriente y desde allí, un tren hasta Vendas Novas. 

Al llegar a casa estaba contento por haber hecho el viaje y por haber visto a mis amigos. Pero a la vez estaba cansadísimo. El martes no dio para mucho más.


El miércoles fue un día muuuuy largo en la oficina. Recuerdo que ese día tenía la sensación de estar súper cansado, sin embargo, realicé todas las tareas que me mandó el jefe. 


El jefe me dijo que tenía planes para mi. El tiempo que me quedase de FCTs en la empresa lo iba a dedicar a hacer que una página web de viajes tuviese más popularidad; de este modo pondría en práctica todo lo aprendido en estos dos meses.

Antes de terminar la jornada de prácticas, el jefe dijo que al día siguiente iríamos a trabajar a las oficinas del centro de coworking Madam Parque en Costa de Caparica. Así que otro día más de viaje en esta semana.



La última vez que fuimos a la Costa de Caparica hacía muy mala temperatura, sin embargo esta vez hacía un muy buen día. Día de Playa. Por lo tanto el jefe dijo que trabajaríamos hasta la hora de comer y después podríamos disfrutar de la playa.




Después de comer en el restaurante Costa In Beach Bar nos dirigimos a la playa. Sin embargo no nos preparamos mucho para la playa porque desde que llegamos a Portugal el clima va y viene. Al darnos cuenta que era una tarde 100% de playa fue necesario comprar toallas ya que no habíamos traído (todo formaba parte de la misión de llevar toallas portuguesas a España jajaja).

 

Después de un baño en la playa con nuestro compañero de empresa, apareció un vendedor de refrescos en la playa. Llevaba dulces típicos portugueses y brasileños; yo sentí curiosidad y quise probarlos, así que compré uno de cada.


El dulce con el paquete amarillo era un dulce típico brasileño, su textura era similar a la del turrón y su sabor también era muy parecido; el de la derecha era el brigadeiro, dulce portugués que tiene forma redonda y parece un bollito con chocolate cremoso y por fuera cubierto de sprinkles (no recuerdo como se dice en español) de color negro. Los dos estaban muy buenos.

Un rato después encontramos en la playa un grupo de chicos españoles por lo que Eliseo y yo decidimos conversar con uno de ellos. Nos contó que el instituto de cuarto de la ESO que estaban de viaje de fin de curso en la Costa de Caparica.

Cuando llegaron las 6 de la tarde nos fuimos para Vendas Novas. Durante el camino el jefe nos contó que en Portugal los municipios se organizan de una forma diferente a la de España. Hay pueblos con 500 habitantes que no cuentan con un ayuntamiento propio; en su lugar el pueblo de más habitantes que se encuentre cerca es quien administra y gestiona al pueblo pequeño (Eso explicaba porqué Landeira es una pedanía de Vendas Novas aún siendo más grande que las pedanías que se ven en los pueblos de Cuenca). Al llegar a casa Eliseo y yo estábamos súper cansados. El jueves no dio para más.


El viernes también fue un día bastante tranquilo, Eliseo y yo fuimos a la empresa y yo tenía una semana muy desubicada, ya que la comencé el miércoles y el jueves fue trabajar hasta el mediodía. El jefe también estaba algo desubicado, ya que el lunes que viene también era festivo en Portugal. Por lo que hoy era un día en el que lo que más se buscaba era una alta productividad.


A media mañana Eliseo y yo fuimos a desayunar a la cafetería donde solíamos hacerlo siempre, la cafetería que se encuentra al lado del edificio StartUp Alentejo, la cafetería a praça.


Después de tomar un desayuno, el camarero llamado Rui me preguntó que si tenía repuestos de dardos, en concreto "penas" (plumas en portugués); La pluma es una parte del dardo, tampoco es necesario explicar mucho esto... Yo le dije que si y el me preguntó que si no me importaba a la semana siguiente venderle 3 "penas". Yo le dije que no tenía ningún problema ya que a pocos días de irme podía pasar sin un juego de plumas.

Plumas que compré en el Decathlon de Évora cuando Eliseo fue a España durante el mes de Abril.

Eliseo y yo continuamos la jornada hasta que se hizo la hora de salir. El jefe nos dijo que a partir del martes que viene tendríamos una compañera nueva en la oficina. Una amiga de un compañero de la oficina que había estudiado marketing en la universidad y que al igual que nosotros iba a hacer un periodo de prácticas en la empresa. 


Además, nos dijo que si queríamos jugar una última vez al fútbol sala en Landeira el lunes estaba previsto una partida y que nos podíamos apuntar, a lo que contestamos que por supuesto.

También este día encontré pipas en la tienda de Sara. Por fin pipas de las buenas jajaja


El viernes no dio para mucho más porque el día siguiente visitaríamos Setúbal de nuevo. Durante el tiempo de Erasmus me contactó un amigo que curiosamente vivió en Setúbal mas o menos el mismo tiempo que nosotros estuvimos de erasmus; me contó que tenía que visitar el Castillo de San Felipe antes de irme de Portugal. El viernes había llegado a su fin.

El sábado fue un día de fotos, fotos por todas partes. Para empezar viajamos a Pinhal Novo donde había que cambiar de línea de tren para ir a Sétubal, y fue justo en ese momento donde subimos a nuestro primer tren de 2 pisos.


Cuando llegamos a Sétubal tratamos de no cometer el error de novatos que cometimos la primera vez. En lugar de patearnos la ciudad andando buscamos cómo ir hasta la zona del Castillo en bus urbano. El bus no nos dejaba directamente en el castillo pero sí en una zona cercana donde estaba esta estatua.


Después de observar esta estatua emprendimos camino al castillo. Durante el camino el cielo se puso muy nuboso, por suerte no llovió, pero tenía pinta de que el día iba a acabar en lluvias.





Setúbal desde el castillo.

Cuando llegamos al castillo hicimos varias fotos de las vistas, podía verse todo el pueblo; de hecho había una chica con un dron cogiendo una vista aérea de todo, pero lo más interesante fue la capilla que había dentro del castillo.


Las paredes y el techo seguían el estilo de las iglesias portuguesas de tener azulejos en blanco y azul con representaciones bíblicas. Al salir de la capilla nos dimos cuenta de que el castillo no ofrecía mucho más. Había un restaurante que parecía tener una carta de precios algo elevada, además el jefe nos dijo que en Setúbal había que probar el "choco frito" y por la experiencia que tuvimos en Palmela (Ciudad vecina), la mejor comida en relación calidad precio no estaba cerca de los castillos. Así que bajamos por donde habíamos subido para ir al castillo y llegar otra vez donde la estatua.

En busca del Choco Frito

Gracias a Google Maps descubrimos un restaurante brasileño llamado Mineiro; un bufet libre donde tenían muchas cosas, entre ellas Choco Frito; que en realidad era sepia rebozada. De un modo u otro era muito gostosa.


Al terminar de comer nos dimos cuenta de que teníamos mucho tiempo libre, por lo que fuimos hacia el centro de la ciudad, a la Igreja do Convento de Jesus.



La iglesia en sí era bastante sencilla, al igual que la iglesia que estaba en el Castillo de San Felipe, tenía esos azulejos azules y blancos donde se representaban escenas bíblicas. El Convento sin embargo tenía un museo que era digno de visitar, sin embargo no llegamos a verlo al cien por cien porque había partes que estaban siendo restauradas. Al igual que pasa en España, en Portugal muchos monumentos requieren de financiación para su restauración y conservación. Al terminar esta visita nos dirigimos hacia el centro comercial Alegro, que estaba cerca de la estación de tren y era ideal para hacer algo de tiempo hasta que llegase el tren. Allí me di cuenta de que otro negocio español se había colado en Portugal.


Después de dar un par de vueltas por el centro comercial volvimos a la estación de tren donde cogeríamos el tren hacia Pinhal Novo, donde había una feria con puestos de comida ambulante y un escenario para conciertos. Como no podíamos quedarnos mucho tiempo, dimos una vuelta rápida y volvimos a esperar al tren hacia Vendas Novas. Anderson se compró este souvenir


Al llegar a casa estábamos super cansados, el viaje nos había dejado K.O., nos disponíamos a ver una película tranquilamente cuando vimos un mensaje de el jefe, diciendo que iria a Deck (El bar de la piscina) así que nos arreglamos y fuimos. Anderson prefirió quedarse en casa. Cuando llegamos a Deck el jefe nos dijo que era algo tarde y que el se marchaba, pero antes nos llevó en coche a O Silva, un bar donde servían bifanas, porque con las prisas no habíamos cenado y en Deck ya habían cerrado la piscina.



Después de cenar Eliseo se marchó a casa, yo volví a Deck para jugar un rato a la diana. Llevaba bastante tiempo sin jugar, ya que en las últimas semanas había tenido visitas de amigos y familiares además de dedicarle tiempo al proyecto web. Después de jugar un par de partidas me fui a casa a dormir. El Sábado había terminado.





El domingo fue un día tranquilo, por la mañana estuve terminando y ultimando detalles del proyecto web, dejé todo terminado para que llegase en el plazo previsto de entrega (que era justo al día siguiente). 


También ordené y comencé a guardar cosas en la maleta, porque la siguiente semana sería la última semana completa que haríamos. También probé a cocinar mi primer postre, Arroz con Leche; ya que teníamos demasiado arroz y era el momento de comenzar a gastar y no acumular provisiones.


He de reconocer que no medí bien las cantidades de leche y arroz que usé y el postre estaba algo seco. Como en la receta la canela era opcional, decidí no añadirla. No sabía horrible, pero tampoco era muito gostoso. En fin, más suerte para la próxima vez.


Sobre las ocho (hora de Portugal) le dije a los chicos de ir a la sala recreativa del Estrella Verde (equipo de fútbol de Vendas Novas), donde pudimos jugar un rato con las máquinas recreativas pero no mucho porque llegamos algo tarde a la sala. Aun así nos dio tiempo a pasar un buen rato y a mi a practicar con la diana, que cuando volviese a España me tocaba competir en un torneo.




Al volver a casa nos pusimos a cenar y después, aprovechando que al día siguiente era festivo, nos pusimos a ver los tres una película. La semana había llegado a su fin.


 


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